sábado, 23 de abril de 2011

Tormento de mi razón...

Esta noche me abandonó el sueño. No puedo dormir pues cierro mis ojos y veo pasar una tras otra las imágenes de mis errores. Al parecer soy muy bueno equivocándome, y una mala decisión me ha costado años de lamentos. Lo peor es que no tengo derecho de quejarme, lo merezco por haber permitido que mi arrogancia me cegara.
No puedo imaginar el dolor causado, no existe un lugar en el mundo donde pueda esconder mi vergüenza o callar los gritos de mi culpa. Quiero desaparecer estos pensamientos que me arrastran, quiero borrar este miedo de vivir sabiendo que aún cometeré otras equivocaciones que se cobrarán de mi carne y espíritu.
He sido un hipócrita pregonando principios falsos y mi honor, si es que alguna vez existió, ha sido manchado por mi estupidez. Una vez más he visto como algunos seres humanos se complacen en creencias vanas, dejándose caer en el remolino del egoísmo; a fin de cuentas, soy parte de lo que tanto odio.
La vida no me dará la oportunidad de redimirme. Mi pecado es tan grande que hoy, incluso mi soledad y mi tristeza a quienes estoy tan acostumbrado, me traicionan y no quiero estar a solas conmigo mismo. Aborrezco mirar al espejo el rostro del culpable atroz de mi desgracia, preferiría quedarme ciego.
Seguirán chocando dentro de mí los pensamientos, seguiré siendo abofeteado por mi conciencia, renunciaré a mis falsos principios. No creo poder dormir bien esta noche, mientras siga espantándome tu recuerdo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario